El diario de Madeline-trailer

sábado, 27 de febrero de 2010

2. "¡Ay no!"


Lo que quedó de ese Domingo, Keely y Melissa me hicieron un "tour" por todo el Instituto. Era muy grande y muy, muy bonito. Si no me hubieran dado la beca jamás podría haber pagado venir a un lugar así.


Mientras caminabamos, yo me preguntaba quién habría ocupado la habitación antes que yo.


-Chicas...¿por qué se fue de la escuela la chica que ocupaba antes mi lugar en la habitación?


Las dos se quedaron en silencio, lo que me sorprendió mucho.


-Emm...¡miren, ahí está Adam!-dijo rápidamente Keely, cambiando de tema. Señaló a un chico rubio que andaba en bicicleta.


-¡Adam!-gritaba Keely.


El chico sonrió, saludó con la mano y se acercó a nosotras.


-Hola Mel, Keely! Y...


-Maddie, nuestra nueva compañera de cuarto-dijo Melissa.


-Ah, así que ella reemplaza a Gwen Carlton...


Mel y Keely se quedaron calladas, otra vez.


-Soy Adam North-se presentó.


Sonreí tímidamente.


Cuando anocheció volvimos a nuestra habitación, tras despedirnos de Adam.


Me preguntaba por qué nadie quería mencionar a la tal Gwen...


Me acosté y volví a tener el mismo sueño que siempre: el accidente en el que murieron mis padres.


-¡Maddie! ¡Maddie!-me gritaba una voz, pero no era la de mi madre...


Abrí los ojos. Estaba sudando y respiraba agitadamente.


Era Melissa quien me llamaba.


-¡Levátate o llegaremos tarde!-me dijo.


Me levanté de un salto. No quería llegar tarde en mi primer día. Me vestí rapidamente, me peine y tomé mi mochila y mi mapa de la escuela. Seguí a Melissa, Keely y Olivia.


-Aún no recogí mi horario-dije, preocupada.


-No te preocupes, aún tenemos tiempo si nos damos prisa.-dijo Mel.


-Te acompañamos-dijo Keely.


-Yo me voy a clases-dijo Olivia con amargura y se fue.


Keely y Mel me acompañaron a la recepción. Allí recogí mi horario.


-Tengo Matemáticas ahora-dije.


-Tambien yo, vamos-dijo Mel y nos separamos de Keely, que se fue a clase de Geografía.


Llegamos al edificio y seguí a Mel que me conducía al aula.


Entramos. Mel se sentó en un asiento vacío junto a una chica muy bonita de cabello oscuro y largo y ojos claros.


Busqué un asiento: sólo quedaba uno al lado de un chico...


Me senté a su lado.


-Hola-saludó.


-Hol...


No podía ser...¿por qué no me senté con la chica de cabello oscuro? ¿Justo tenía que estar este lugar libre?


Era el chico del skate al que casi mato, ay, no, que mal, que mal, que mal...

viernes, 26 de febrero de 2010

1. "Primer día".


Era extraño pensar que dentro de solo unos minutos iba a volver a estar rodeada de gente...


Las vacaciones ya habían acabado y no me quedaba más que tomar un autobús hacia la Academia Costa Del Pacífico (un largo viaje, por cierto). No me malentiendan, no es que no me gusta la escuela, no. Es algo muy, muy importante para mí; lo que no me gusta es estar rodeada de gente. Muchos adolescentes inmaduros y con las hormonas alborotadas. Qué pesadilla...


Yo suelo disfrutar de la soledad y la calma, cosa que me será practicamente imporible en un Instituto tan grando como al que voy a ir...


Bueno, en fin, eso no es importante. Lo que importa es que me dieron una beca para una de las mejores escuelas de aquí y además con vista al mar...


El autobús se detuvo con una sacudida. Mi mochila voló por los aires, cayendo (para mi mala suerte), fuera del autobús (las puertas ya se habían abierto y yo estaba al lado de ellas).


-"Genial, qué buen comienzo, Maddie"-pensé.


Me apresuré a bajar del autobús para tomar mi mochila que estaba tirada en la acera. Se había roto (más de lo que estaba) y mis libros se habían desparramado por todos lados.


-"Todavía mejor"-pensé, con amargura.


Me agaché y comenzé a recoger mis libros. Tomé mi ahora inservible mochila y entré por dos grandes rejas color blanco con las iniciales "PCA".


Me encontré con un enorme patio con césped, árboles, mesas para sentarse, botes de basura (era como un enorme parque). Habían varios edificios, muchos, ya que el campus era inmenso. Algunos tenían terrazas con mesass. No tenía ni idea de cuales eran las habitaciones y cuales las aulas de clases.


Una chica pasó caminando cerca mío. Decidí preguntarle a ella.


-Disculpa-le dije, mientras intentaba alcanzarla, corriendo.


Al oír mi voz, se detuvo y se dio la vuelta.


Tenía el cabello rubio y ondulado, una blusa color rojo con muchos brillos, unos jeans tambien brillantes y unas sandalias negras de charol.


Sonrió.


-Hola, me preguntaba si sabías dónde está la administración; soy nueva y necesito que me asignen la habitación...


Ella me respondió con una voz aguda y chillona:


-Ah, claro, por aquí está la señora que asigna las habitaciones, es muy terca y seria...tan malhumorada...


Se hechó a reír.


Me indicó que la siguiera. Obedecí.


Mientras caminábamos ella parloteaba como un loro.


Me hacía muchas preguntas y no me daba tiempo a contestar ninguna. Me hacía sentir incómoda, ya que yo no era de las que hablan mucho y son sociebales, como parecía ser ella.


Decía, con voz rápida, entusasta y chillona:


-¿Así que eres nueva? ¡Genial! ¡De seguro te va a encantar la Academia! ¡Y podemos ir a la playa los fines de semana y feriados! Tmbién hay salas de juegos, cafetería, bar de jugos, licuados, canchas de basketball, atletismo y otros deportes. Además también venden café y agua, son muy deliciosos. Ya sé qué me dirás: es sólo café y es sólo agua; es lo que todos me dicen, pero los de aquí son muy especiales...


Por Dios, esto me estaba dando dolor de cabeza...


Dio un salto y se interrumpió a sí misma (como hacía constantemente), como si se hubiera acordado de algo importante.


-¿Te dije mi nombre? Porque creo que no te lo dije...¿ o si? Dicen que me olvido de las cosas porque soy un poco despistada...y también me voy por las ramas...


La interrumpí, por primera vez.


-Soy Madeline, pero puedes decirme Maddie o Madds.


-¡Qué bonito nombre! ¡Me encanta! ¡Podría decirlo todo el día! Madeline, Madeline, Madeline...


Volví a interrumpirla, intentado ocultar el tono de irritación en mi voz:


-¿Y cómo te llamas?


-Keely. Me gusta mi nombre, pero no es tan bonito como el tuyo...ah, mira, este es el edificio. ¿Te acompaño adentro o te arregls sola?


-Me arreglo sola-me apresuré a decir. Cualquier cosa contal de sacarmela de encima.


-Ok, cuidado con esa señora...es mala...¡adios!-dijo, con tono chillon y se fue.


Suspiré de alivio.


Entré a una pequeña oficina que decía "Señorita Barnes".


Entré. Una mujer de ojos negros y penetrantes y cabello ocuro y grasoso, largo hasta la mitad de la espalda, recogido en una larga trenza, me miró desde su escritorio.


-¿Si, qué necesita?-preguntó en tono de cansancio.


-Soy nueva y necesito que me asignen mi habitación.


Ella dio un largo suspiro y se sentó frente a su computadora.


-¿Nombre?


-Madeline Stryder.


-Stryder, Stryder, Stryder...-susurraba mientras buscaba en su computadora.


-Aquí está-dijo, luego de un rato.


-Habitación 114, edificio 9 del lado oeste-dijo, con su voz de cansada-. La compartirá con las señoritas Ryan, Mason y Connors.


-¿Disculpe? ¿Voy a tener que compartir habitación? ¿No hay alguna disponible, sin compañeras?


-No, la habitación individual ya está ocupada hace unos años por la señorita Stanley.


Suspiré y me resigné a que tendría que compartir habitación con tres chicas más.


La señorita Barnes me dio un mapa de la escuela en el que había anotado el número de edificio y habitación. También me dio una pequeña llave.


-Cada alumno de este Instituto tiene su llave. Solo una. Si la pierde tendrá que compartir con una de sus compañeras. Sin excepciones.


Salí del despacho de esta antipática mujer y miré mi mapa.


Cruzé la puerta del edificio hacia el enorme campus. Iba a ser muy difícil encontrar mi habitación. Pero, por suerte, hoy era Domingo y no había clases, así que tendría todo el día para buscar. Podría haberle pedido indicaciones a alguien, pero la última vez que lo hize terminé con una cotorra llamada Keely contándome la historia de su vida.


Tenía las manos muy ocupadas: en la derecha tenia mi mochila rota y los libros; en la izquierda llevaba el mapa y mis maletas; y, como no tenía más lugar, llevaba la llave en la boca.


Iba tan concentrada mirando mi mapa que ni siquiera me di cuenta de por donde iba. Un grito me sobresaltó.


-¡Cuidado! ¡A un lado! ¡A un lado!-me gritaba desesperadamente un chico que iba en su skate.


Me corrí hacia la derecha rapidamente. El siguió de largo y se chocó contra un arbuso, en que que cayó.


Corrí hacia él.


-Lo siento mucho...¿estás bien?-le pregunté, mientras le tendía mi mano para ayudarlo a levantarse.


-Si, si, estoy bien-gruñó, enfadado-. La próxima vez fijate por donde caminas-me dijo en tono grosero, tomó su skate y se fue.


Cuando por fin, luego de media hora de caminar, encontré el edificio, entré.


Había una sala con muchos sillones, un gran televisor y mesas de billar y tejo. Habían varias chicas allí y algunos chicos. Debía ser la sala de recreación. Bueno, este era un edificio solo para las chicas, pero supuse que los chicos podrían estar, exceptuando luego del toque de queda.


Subí unas cuantas escaleras y me econtré con pasillos con puertas. Busqué la número 114. , tomé mi llave y entré.


Era una habitación mediana, con suficiente espacio para cuatro personas.


Las otras tres chicas ya estaban allí.


Una de cabello lacio, color rubio oscuro me miró von una gran sonrisa.


-Soy Melissa Mason.


-Madeline Stryder.


Una que estaba en un puff, leyendo una revista de modas, apartó la revista y me miró.


No podía ser...¡era Keely! Vaya suerte la mía...


-¡Maddie! ¡Quñe coincidencia que te hayan dado la habitación!-gritó Keely, emocionada.


-Si...


La tercera chica, me lanzó una mirada asesina.


-Olivia Connors-dijo con voz ronca y ruda-No me interesa quiñen seas, solo no toques mis cosas y procura no hablarme.


Qué amable...


-Descuida, no es nada personal. Ella es así con todos-me animó Melissa.


-Siempre nos estamos peleando-agregó Keely.


Había una cama doble (de esas que tienen una arriba). En la de arriba estaba Keely y en la de abajo Olivia.


Habían dos individuales, una al lado de la otra.


En la que estaba del lado de la puerta iba Melissa y en la del lado de la ventana iría yo.


Bueno, Melissa percía simpática. También Keely, lástima que hablara tanto. Y Olivia...bueno...ella no, pero lo mejor que podía hacer era evitarla...