El diario de Madeline-trailer

domingo, 14 de marzo de 2010

3. "Populares."


Bien, esto se ponía cada vez peor.


¡Mi compañero de banco era el chico del skate al que casi mato!


Me quedé mirándolo, sin saber qué decir.


-Eres la chica a la que casi atropello ayer, ¿verdad?-dijo, con mucha calma.


Asentí.


-Lamento haberte hablado mal, es que...no tenía un buen día...


-No, no. Yo lo lamento-me paresuré a decir.


-Descuida. Es que me peleé con mi novia, Brianna-dijo, moviendo la cabeza hacia la bonita chica que se sentaba junto a Melissa.


-Estoy cansado del drama-dijo, con un suspiro.


-Ni me lo digas...


Sonrió.


-¿También tienes problemas con tu novio?


-Emm...si...-mentí. No quería decirle cuales eran mis verdaderos problemas. Ni a él ni a nadie...la verdad es que no me apetecía para nada ser el caso de caridad...y tampoco iba a contarles que entré con una beca, ya que todos los que estudian aquí tienen mucho dinero para poder pagar este instituto. Prefería mantener en secreto esas cosas...


-Soy Danny, Danny Laemeke.


-Madeline Stryder.


La profesora entró en ese momento al aula. La clase de Matématica transcurrió muy normal.


Cuando las dos horas de clases finalizó, todos salieron del aula, apurados.


Melissa se paró rápidamente de su pupitre y se dirigió hacia mí.


Esperó a que Danny se fuera y luego me dijo, emocionada:


-¡No puedo creer que hablaras con Danny Laemeke!


-¿Lo conoces?


-¡Pues claro que sí! ¡Se nota que eres nueva!


Puse cara de desconcierto. ¿Por qué Mel estaba tan emocionada?


-Ven-me dijo y me tomó del brazo.


Me llevó hacia la puerta de un aula. Nos quedamos esperando. Yo no entendía nada.


Keely salió de allí. Supuse que era el aula de Geografía.


-¡Hola chicas!-saludó, sonriente, cuando nos vio.


-Keely, ¡adivina con quien se sentó Maddie!


-¡¿Con quién?!


-¡Con Danny Laemeke!


Keely abrió los ojos como platos y se puso a gritar como una psicópata.


Esto era raro...


Keely se dirigió hacia mí, luego de que terminó de gritar.


-¡No puedo creerlo! ¡Es genial, fabuloso! ¡Es genialoso!


Bien, esto definitivamente era raro.


-¡Pero ella no sabe quién es!-dijo Mel.


Keely pegó tal grito en aquel momento, que todos se volvieron a verla. A ella pareció no importarle.


-¡NO!


-¿Por qué debería conocerlo?-pregunté, confundida.


Melissa y Keely me miraban como si fuera una completa extraña.


-¡Danny Laemeke es el chico más guapo, popular y galán de la escuela!-dijo Keely.


-Ah.


-¿Ah? ¿Sólo eso vas a decir? ¡¿De qué hablaron?!-me preguntó Mel, emocionada.


-De nada, solo me dijo que se había peleado con su novia...


Las dos gritaron como si las hubieran apuñalado.


-¿Por qué gritan?


-¡Se peleó con su novia!-gritó Keely, emocionada.


-Con razón estaba tan enojada hoy...-dijo Mel, pensativa-.Sí, hoy me senté a su lado en la clase de Matemática y no parecía nada contenta...


-¡No puedo creer que su relación con Brianna Banes esté en peligro!-gritó Keely, feliz.


-¿Qué pasa con esa chica? ¿Por qué están tan felices de que se haya peleado con Danny?-pregunté, extrañada.


Las dos me miraron, atónitas.


Keely soltó:


-¡No me digas que tampoco sabes quién es Brianna Banes!


Negué con la cabeza.


Mel fue quien me lo explicó, porque Keely se había quedado boquiabierta.


-Es la chica más popular y bonita de la escuela. Cualquiera con un poco de cerebro la odiaría, pero, por desgracia, las que tenemos cerebro somos pocas. La mayoría de las chicas la admiran y los chicos babean por ella...


-Aunque usa buena ropa...-agreó Keely.


Mel la miró con el ceño fruncido.


Luego, Keely me miró y dijo:


-No puedo creer que no hayas oído hablar de Danny Laemeke-suspiró- y de Brianna Banes-bufó.


Me encogí de hombros.


¿Cómo iba a saber quienes eran si recién entraba en la academia? No entendía por qué hacían tanto escándalo por Danny y su novia...


_____________________________

¡Hola! Acá Cande! Sé que este capítulo fue un poco tedioso, pero prometo que el próximo será más interesante...o eso creo...

Bueno, los dejo,

besos,

Cande.

sábado, 27 de febrero de 2010

2. "¡Ay no!"


Lo que quedó de ese Domingo, Keely y Melissa me hicieron un "tour" por todo el Instituto. Era muy grande y muy, muy bonito. Si no me hubieran dado la beca jamás podría haber pagado venir a un lugar así.


Mientras caminabamos, yo me preguntaba quién habría ocupado la habitación antes que yo.


-Chicas...¿por qué se fue de la escuela la chica que ocupaba antes mi lugar en la habitación?


Las dos se quedaron en silencio, lo que me sorprendió mucho.


-Emm...¡miren, ahí está Adam!-dijo rápidamente Keely, cambiando de tema. Señaló a un chico rubio que andaba en bicicleta.


-¡Adam!-gritaba Keely.


El chico sonrió, saludó con la mano y se acercó a nosotras.


-Hola Mel, Keely! Y...


-Maddie, nuestra nueva compañera de cuarto-dijo Melissa.


-Ah, así que ella reemplaza a Gwen Carlton...


Mel y Keely se quedaron calladas, otra vez.


-Soy Adam North-se presentó.


Sonreí tímidamente.


Cuando anocheció volvimos a nuestra habitación, tras despedirnos de Adam.


Me preguntaba por qué nadie quería mencionar a la tal Gwen...


Me acosté y volví a tener el mismo sueño que siempre: el accidente en el que murieron mis padres.


-¡Maddie! ¡Maddie!-me gritaba una voz, pero no era la de mi madre...


Abrí los ojos. Estaba sudando y respiraba agitadamente.


Era Melissa quien me llamaba.


-¡Levátate o llegaremos tarde!-me dijo.


Me levanté de un salto. No quería llegar tarde en mi primer día. Me vestí rapidamente, me peine y tomé mi mochila y mi mapa de la escuela. Seguí a Melissa, Keely y Olivia.


-Aún no recogí mi horario-dije, preocupada.


-No te preocupes, aún tenemos tiempo si nos damos prisa.-dijo Mel.


-Te acompañamos-dijo Keely.


-Yo me voy a clases-dijo Olivia con amargura y se fue.


Keely y Mel me acompañaron a la recepción. Allí recogí mi horario.


-Tengo Matemáticas ahora-dije.


-Tambien yo, vamos-dijo Mel y nos separamos de Keely, que se fue a clase de Geografía.


Llegamos al edificio y seguí a Mel que me conducía al aula.


Entramos. Mel se sentó en un asiento vacío junto a una chica muy bonita de cabello oscuro y largo y ojos claros.


Busqué un asiento: sólo quedaba uno al lado de un chico...


Me senté a su lado.


-Hola-saludó.


-Hol...


No podía ser...¿por qué no me senté con la chica de cabello oscuro? ¿Justo tenía que estar este lugar libre?


Era el chico del skate al que casi mato, ay, no, que mal, que mal, que mal...

viernes, 26 de febrero de 2010

1. "Primer día".


Era extraño pensar que dentro de solo unos minutos iba a volver a estar rodeada de gente...


Las vacaciones ya habían acabado y no me quedaba más que tomar un autobús hacia la Academia Costa Del Pacífico (un largo viaje, por cierto). No me malentiendan, no es que no me gusta la escuela, no. Es algo muy, muy importante para mí; lo que no me gusta es estar rodeada de gente. Muchos adolescentes inmaduros y con las hormonas alborotadas. Qué pesadilla...


Yo suelo disfrutar de la soledad y la calma, cosa que me será practicamente imporible en un Instituto tan grando como al que voy a ir...


Bueno, en fin, eso no es importante. Lo que importa es que me dieron una beca para una de las mejores escuelas de aquí y además con vista al mar...


El autobús se detuvo con una sacudida. Mi mochila voló por los aires, cayendo (para mi mala suerte), fuera del autobús (las puertas ya se habían abierto y yo estaba al lado de ellas).


-"Genial, qué buen comienzo, Maddie"-pensé.


Me apresuré a bajar del autobús para tomar mi mochila que estaba tirada en la acera. Se había roto (más de lo que estaba) y mis libros se habían desparramado por todos lados.


-"Todavía mejor"-pensé, con amargura.


Me agaché y comenzé a recoger mis libros. Tomé mi ahora inservible mochila y entré por dos grandes rejas color blanco con las iniciales "PCA".


Me encontré con un enorme patio con césped, árboles, mesas para sentarse, botes de basura (era como un enorme parque). Habían varios edificios, muchos, ya que el campus era inmenso. Algunos tenían terrazas con mesass. No tenía ni idea de cuales eran las habitaciones y cuales las aulas de clases.


Una chica pasó caminando cerca mío. Decidí preguntarle a ella.


-Disculpa-le dije, mientras intentaba alcanzarla, corriendo.


Al oír mi voz, se detuvo y se dio la vuelta.


Tenía el cabello rubio y ondulado, una blusa color rojo con muchos brillos, unos jeans tambien brillantes y unas sandalias negras de charol.


Sonrió.


-Hola, me preguntaba si sabías dónde está la administración; soy nueva y necesito que me asignen la habitación...


Ella me respondió con una voz aguda y chillona:


-Ah, claro, por aquí está la señora que asigna las habitaciones, es muy terca y seria...tan malhumorada...


Se hechó a reír.


Me indicó que la siguiera. Obedecí.


Mientras caminábamos ella parloteaba como un loro.


Me hacía muchas preguntas y no me daba tiempo a contestar ninguna. Me hacía sentir incómoda, ya que yo no era de las que hablan mucho y son sociebales, como parecía ser ella.


Decía, con voz rápida, entusasta y chillona:


-¿Así que eres nueva? ¡Genial! ¡De seguro te va a encantar la Academia! ¡Y podemos ir a la playa los fines de semana y feriados! Tmbién hay salas de juegos, cafetería, bar de jugos, licuados, canchas de basketball, atletismo y otros deportes. Además también venden café y agua, son muy deliciosos. Ya sé qué me dirás: es sólo café y es sólo agua; es lo que todos me dicen, pero los de aquí son muy especiales...


Por Dios, esto me estaba dando dolor de cabeza...


Dio un salto y se interrumpió a sí misma (como hacía constantemente), como si se hubiera acordado de algo importante.


-¿Te dije mi nombre? Porque creo que no te lo dije...¿ o si? Dicen que me olvido de las cosas porque soy un poco despistada...y también me voy por las ramas...


La interrumpí, por primera vez.


-Soy Madeline, pero puedes decirme Maddie o Madds.


-¡Qué bonito nombre! ¡Me encanta! ¡Podría decirlo todo el día! Madeline, Madeline, Madeline...


Volví a interrumpirla, intentado ocultar el tono de irritación en mi voz:


-¿Y cómo te llamas?


-Keely. Me gusta mi nombre, pero no es tan bonito como el tuyo...ah, mira, este es el edificio. ¿Te acompaño adentro o te arregls sola?


-Me arreglo sola-me apresuré a decir. Cualquier cosa contal de sacarmela de encima.


-Ok, cuidado con esa señora...es mala...¡adios!-dijo, con tono chillon y se fue.


Suspiré de alivio.


Entré a una pequeña oficina que decía "Señorita Barnes".


Entré. Una mujer de ojos negros y penetrantes y cabello ocuro y grasoso, largo hasta la mitad de la espalda, recogido en una larga trenza, me miró desde su escritorio.


-¿Si, qué necesita?-preguntó en tono de cansancio.


-Soy nueva y necesito que me asignen mi habitación.


Ella dio un largo suspiro y se sentó frente a su computadora.


-¿Nombre?


-Madeline Stryder.


-Stryder, Stryder, Stryder...-susurraba mientras buscaba en su computadora.


-Aquí está-dijo, luego de un rato.


-Habitación 114, edificio 9 del lado oeste-dijo, con su voz de cansada-. La compartirá con las señoritas Ryan, Mason y Connors.


-¿Disculpe? ¿Voy a tener que compartir habitación? ¿No hay alguna disponible, sin compañeras?


-No, la habitación individual ya está ocupada hace unos años por la señorita Stanley.


Suspiré y me resigné a que tendría que compartir habitación con tres chicas más.


La señorita Barnes me dio un mapa de la escuela en el que había anotado el número de edificio y habitación. También me dio una pequeña llave.


-Cada alumno de este Instituto tiene su llave. Solo una. Si la pierde tendrá que compartir con una de sus compañeras. Sin excepciones.


Salí del despacho de esta antipática mujer y miré mi mapa.


Cruzé la puerta del edificio hacia el enorme campus. Iba a ser muy difícil encontrar mi habitación. Pero, por suerte, hoy era Domingo y no había clases, así que tendría todo el día para buscar. Podría haberle pedido indicaciones a alguien, pero la última vez que lo hize terminé con una cotorra llamada Keely contándome la historia de su vida.


Tenía las manos muy ocupadas: en la derecha tenia mi mochila rota y los libros; en la izquierda llevaba el mapa y mis maletas; y, como no tenía más lugar, llevaba la llave en la boca.


Iba tan concentrada mirando mi mapa que ni siquiera me di cuenta de por donde iba. Un grito me sobresaltó.


-¡Cuidado! ¡A un lado! ¡A un lado!-me gritaba desesperadamente un chico que iba en su skate.


Me corrí hacia la derecha rapidamente. El siguió de largo y se chocó contra un arbuso, en que que cayó.


Corrí hacia él.


-Lo siento mucho...¿estás bien?-le pregunté, mientras le tendía mi mano para ayudarlo a levantarse.


-Si, si, estoy bien-gruñó, enfadado-. La próxima vez fijate por donde caminas-me dijo en tono grosero, tomó su skate y se fue.


Cuando por fin, luego de media hora de caminar, encontré el edificio, entré.


Había una sala con muchos sillones, un gran televisor y mesas de billar y tejo. Habían varias chicas allí y algunos chicos. Debía ser la sala de recreación. Bueno, este era un edificio solo para las chicas, pero supuse que los chicos podrían estar, exceptuando luego del toque de queda.


Subí unas cuantas escaleras y me econtré con pasillos con puertas. Busqué la número 114. , tomé mi llave y entré.


Era una habitación mediana, con suficiente espacio para cuatro personas.


Las otras tres chicas ya estaban allí.


Una de cabello lacio, color rubio oscuro me miró von una gran sonrisa.


-Soy Melissa Mason.


-Madeline Stryder.


Una que estaba en un puff, leyendo una revista de modas, apartó la revista y me miró.


No podía ser...¡era Keely! Vaya suerte la mía...


-¡Maddie! ¡Quñe coincidencia que te hayan dado la habitación!-gritó Keely, emocionada.


-Si...


La tercera chica, me lanzó una mirada asesina.


-Olivia Connors-dijo con voz ronca y ruda-No me interesa quiñen seas, solo no toques mis cosas y procura no hablarme.


Qué amable...


-Descuida, no es nada personal. Ella es así con todos-me animó Melissa.


-Siempre nos estamos peleando-agregó Keely.


Había una cama doble (de esas que tienen una arriba). En la de arriba estaba Keely y en la de abajo Olivia.


Habían dos individuales, una al lado de la otra.


En la que estaba del lado de la puerta iba Melissa y en la del lado de la ventana iría yo.


Bueno, Melissa percía simpática. También Keely, lástima que hablara tanto. Y Olivia...bueno...ella no, pero lo mejor que podía hacer era evitarla...

sábado, 30 de enero de 2010

Prólogo: "La desgracia de los Stryder".


La pequeña niña reía alegremente con su vocecita aguda e inocente. Una mujer de cebello rubio brillante y ondulado, muy parecido al de la niña, y ojos marrones la acunaba sobre su regazo mientras acariciaba el largo y rubio cabello de su hijita. Un hombre de cabello corto y castaño y dulces ojos oscuros, en el asiento del conductor, reía mientras lanzaba dulces miradas a la pequeña niña, su hija.

Una familia feliz viajando en su auto. Ríendo inocentemente, ignorando que pronto todo sería oscuridad, una eterna oscuridad...

Era una noche sin luna, se avecinaba una fuerte tormenta.

-Tenemos una hija hermosa, ¿no es asi, Maddie?-dijo la mujer sonriendo, dirigiendose a la pequeña.

-Es como un angelito.-dijo el hombre, mirando a Maddie.

La mujer iba a agregar algo pero un bocinazo la interrumpió. Su esposo miró por la ventana del automovil. Un camión enorme se acercaba a toda velocidad.

La pequeña Maddie se tomó del hombro de su madre para pararse y ver de donde venía ese ruido. Miró por la empañada ventana del auto. Lo último que vio antes de quedar inconciente fue una luz que le dio en el rostro, cegandola, y oyo el grito desesperado de una mujer:

-¡Madeline!

Luego todo se volvio oscuro...

-------------------------------------------

Desperté sobresaltada. Aún era de noche. Me levanté de la cama, empapada en un sudor frío. Fui tambaleandome hacia la ventana y me desplomé en el piso, sin importarme que estuviera frío y tan duro que me hacía doler la espalda.

Otra ver ese horrible sueño.

Lo había tenido todas las noches desde que mis padres habían muerto. En realidad yo no recordaba nada de su muerte ni de ellos. No recordaba cómo eran. No tenía fotografías de ellos. Era solo que así, como aparecían en mi sueño, me los imaginaba. Sólo recordaba, de la noche de su muerte, el grito desesperado de mi madre y una potente y cegadora luz. Luego de su muerte, tuve que vivir con los únicos familiares que me quedaban: mis abuelos paternos. Ellos hablaban muy poco de mis padres. Sólo me djeron que habían muerto en un accidente automovilístico.

Parece que la familia Stryder tiene una especie de maldicion, porque todos sus miembros murieron. Ya fuera en accidentes, incendios, o se ahogaron o los asesinaron. Sí, todas muertes trágicas. Pero lo peor es que no se encontró el cuerpo de uno solo ni se confirmó cómo murieron en realidad. Así pasó con mis padres.

Hace poco mis abuelos murieron. Fue horrible. Lo recuerdo muy bien, por desgracia. Mi abuela había enfermado, tenía cáncer. Mis abuelos no tenían mucho dinero, así que no podían tener la mejor atención médica. Por suerte, teníamos un médico amigo que era un muy buen hombre y no aceptó que le pagaramos ni n centavo. Él hizo todo lo posible para salvar a mi abuela, pero no pudo. Cuando nos dio a mi abuelo y a mí la mala noticia, estabamos en el living del pequeño departamento de mis abuelos. Mi abuelo la amaba con locura, no podía soporar vivir sin ella. Así que, cuando el médico nos dio la mala noticia, él tomó la escopeta que estaba apoyada sobre la pared, apuntó a su propia cabeza y apretó el gatillo. Se suicidó. Y yo estaba ahí, presente, mirando, petrificada como su cabeza explotaba y la sangre salpicaba todo el living.

El buen hombre (el médico) pudo cuidarme por un tiempo, pero al cabo de unos años enfermó y también murió.

Asi que ahora, con mis 17 años, vivo sola, en el departamento de mis difuntos abuelos. Tengo un trabajo en una tienda de ropa, para ganar un poco de dinero.

Gracias a mi trabajo duro y dedicación en la escuela, conseguí una beca en una de las mejores escuelas que hay: "La academia costa del pacífico", en California.

Así que esta fue mi historia, la historia de la pequeña y desdichada Madeline, la niña que sobrevivió. La niña condenada a estar sola...